Apuntes para una “teología” no-teísta

  1. El no-teísmo (¿posteísmo?, ¿transteísmo?…) no significa negación de Dios, sino de la imagen “teísta” de Dios como Ente Supremo, Sujeto frente a otros sujetos, que rige el mundo interviniendo en él como causa extrínseca.
  2. Todas las imágenes de Dios dependen de la cultura y de la cosmovisión. Son valiosos y pobres constructos humanos siempre parciales y provisionales que tarde o temprano, necesitan ser deconstruidos, para reconocer LO QUE ES o dejar a Dios ser Dios. El primer mandamiento de la tradición judía es: “No te harás ninguna imagen de Dios”.
  3. Los grandes místicos y místicas, filósofos y filósofas, de las diferentes tradiciones culturales (religiosas o no) sintieron la necesidad de transcender sus constructos humanos sobre la Realidad en general o sobre “Dios” en particular. Recordemos a Zaratustra, Confucio, Lao-zi, Vedas, Buda, Pitágoras, Heráclito, Isaías, Jesús, Plotino, Hipatia, Maestro Eckhart, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Lutero, Spinoza, Nietzsche, Etty Hillesum, Simone Weil…
  4. La imagen teísta del Misterio o del Absoluto ya no resulta creíble para una mayoría social creciente, no por su ligereza o superficialidad, sino, bien al contrario, por su exigencia de hondura, de “espíritu y vida”. Buscan, buscamos, otra forma de decir y de vivir el Misterio de lo que ES. Necesitamos nuevas metáforas. Por ejemplo, entre tantas otras sin fin: Realidad fontal, Fondo, Aliento, Espíritu que vibra o aletea, Vacío cuántico, Vibración electromagnética, Luz, Creatividad, Llama del bien, Presencia tempiterna, Consciencia cósmica, Energía originaria, Dinamismo o Eros o Amor universal, Potencialidad abierta, Ser de cuanto es…
  5. El no-teísmo afirma que Dios no es “personal” en el sentido habitual del término de acuerdo a la definición clásica de Boecio (s. V-VI): “substancia [o ente subsistente] individual de naturaleza racional”, un sujeto consciente frente a otros sujetos conscientes. No obstante, el no-teísmo no afirma que Dios sea “impersonal”, sino “transpersonal”, “más que personal” (H. Küng). Es el Yo universal de todo yo y el Tú universal de todo tú. Es el Interser de todo ente. Es Relación fontal de todo con todo. Comunión de todas las formas en transformación permanente, Amor creador y creándose en todo.
  6. El no teísmo no significa panteísmo: no afirma que el mundo sea Dios, o que Dios sea la suma de las partes divinas del mundo. El mundo está enteramente constituido de formas, pero el todo es –a todos los niveles– más que la suma de las partes (emergentismo, teoría de sistemas). Dios podría ser concebido como el Todo sin forma presente en todas las formas o como el Todo emergente de las formas.
  7. La “teología” no-teísta busca superar la dualidad transcendencia-inmanencia. Dios es “No-Otro”, “No es otro de nada” (Nicolás de Cusa, cardenal teólogo, s. XV). Es la absoluta transcendencia en la absoluta inmanencia (R. Panikkar), como el Horizonte, el Fondo, el Vacío, la Belleza… Dios y mundo no son dos, ni uno: son no-dos (el Ser y el ente no son dos, como tampoco lo son la Belleza y las formas bellas). Dios no es contable, como lo son las formas. La relación Dios-mundo podría sugerirse en diversas formulaciones: “Todo en Dios” (panenteísmo: Dios como espacio, vacío o atmósfera del mundo), “Dios en todo” (teoenpantismo, si se permite el neologismo: el mundo como cuerpo, casa o “medio” de Dios), “Todo hacia Dios” (paneisteísmo: todo en evolución hacia su plena divinidad, Dios creándose en todo).
  8. La teología no teísta sabe que Jesús fue un creyente judío teísta: creía en un Dios creador, Rey, Juez, Padre, que premia y castiga, habla y actúa en el mundo cuando quiere, como quiere. También creía en coros de ángeles y en legiones de demonios con Beelzebú al frene; creía en el fin del mundo, en el cielo arriba para unos y el infierno abajo para otros como lugar de fuego y castigo eterno. Pero no tenemos por qué compartir aquellas imágenes o ideas acerca de Dios más que éstas.
  9. La teología no-teísta afirma que el Jesús (por lo demás plural) de los relatos evangélicos, aun siendo básicamente teísta, apuntó claramente más allá de la imagen teísta: más allá del Dios teísta moral (parábola del hijo pródigo, de los trabajadores de última hora en la viña, del fariseo y el publicano…), más allá del Dios teísta religioso (parábola del buen samaritano; su dicho “Misericordia quiero, no sacrificios”, su crítica del sistema del templo y su libertad frente al sábado y las normas de pureza ritual…), más allá del Dios teísta dual extrínseco (su recurrente expresión “Yo soy” que evoca el “Yo soy” de la Zarza ardiente; afirmaciones como: “El que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Padre lo amará, y vendremos a él y viviremos en él”; “[Padre,] Yo les he dado la gloria que tú me diste a mí, para que sean uno como lo somos nosotros. Yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta”; “Parte este leño, levanta esta piedra: ahí me encuentro” [Evangelio de Tomás]…).
  10. La teología no-teísta presupone que ser cristiano no consiste en “creer” o “pensar” a Dios como lo hizo Jesús, sino en vivirlo, encarnarlo, “crearlo” como él lo hizo por la bondad libre y compasiva, creativa y feliz, inspirada por una profunda confianza originaria en Dios o el Misterio fontal de cuanto es.

Aizarna, 10 de diciembre de 2021 (texto de la intervención en la Asamblea de atrio.org del mismo día)