Bajar de la cumbre de mí mismo

“Bajar de la cumbre de mí mismo hacia el centro de mí mismo. Lugar sin más señales que la pura ausencia de señales; incipiente brotar de la aurora, cuyo sol se expande en sus propias espaldas, allí donde no estoy. Lugar sin lugar, en las fronteras del aire, donde la divinidad aprendió a hablar un lenguaje sin lengua, un poema escrito entre dos líneas”.

(Rafael Redondo, El milagro de vivir despierto)