¿Buena suerte? ¿Mala suerte?

Un campesino pobre y anciano vivía con su hijo y solo tenían un caballo para arar. Pocos días antes de la siega el caballo se escapó. Los vecinos fueron a visitarlo y se lamentaban por la pérdida en un momento tan inoportuno. Pero él decía: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Solo el Eterno lo sabe”.

A los pocos días el caballo apareció acompañado de tres yeguas salvajes. Los vecinos acudieron a felicitarlo por ser de pronto tan afortunado. Él les respondía: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Solo el Eterno lo sabe”.

Esa misma tarde su hijo se puso a domesticar una de las yeguas, pero fue lanzado por los aires y, al caer, se rompió una pierna. De nuevo los vecinos fueron a consolar al campesino por la desgracia de que su hijo no podría ayudarle en la siega. El anciano se limitaba a decir:” ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Solo el Eterno lo sabe.”

Al día siguiente se supo que el señor de aquellas tierras había decidido ir a la guerra y que todos los jóvenes debían presentarse como soldados. El hijo de la casa, por tener la pierna rota, fue eximido.

(Cuento chino y sufí)