Despertar

El despertar o la Iluminación se considera tradicionalmente como la unidad entre el yo individual y la Realidad última (lo que los sufíes denominan Identidad Suprema), generando una Totalidad o No dualidad que, incluyendo toda la realidad, transmite al individuo una sensación de libertad última y de plenitud total. (…).

Una Realidad última que no solo es el ancla de toda manifestación, sino que, cuando se descubre, libera a los seres humanos del sufrimiento y les muestra su Verdadera Naturaleza y el Fundamento sin fundamento del ser (conocida con nombres tan diversos como naturaleza de Buda, Brahman, Divinidad, Ein Sof, Alá, Tao, Ati, Gran Perfección, Uno o Satchitananda, por nombrar solo unos pocos). (…).

Contamos con críticas al capitalismo, el consumismo, el sexismo, el racismo, el patriarcado, los negocios impulsados por la codicia, la energía derivada de los combustibles fósiles, la economía global, la explotación del medio ambiente, el calentamiento global, el militarismo, la pobreza mundial, la brecha entre ricos y pobres, el tráfico de seres humanos, la epidemia del uso y tráfico de drogas, el hambre, la sequía, las epidemias globales, la escasez de alimentos, etcétera. Casi todas estas críticas me parecen muy adecuadas, pero hay una que, aunque nunca se mencione, probablemente sea la más importante de todas: que la cultura occidental ha perdido el acceso a las fuentes del despertar. (…).

Un despertar a una Realidad última que, como Fundamento sin fundamento del Ser, ancle y dé sentido a todas nuestras tareas relativas. (…). El descubrimiento de esta Realidad última no es solo el Fundamento sin fundamento de todo ser «ahí», sino también «aquí», es decir, el descubrimiento de nuestro Yo más profundo y verdadero, la Talidad, la Realidad más fundamental de nuestro ser cuyo descubrimiento implica directamente el despertar, la iluminación y la metamorfosis.

Ken Wilber, Introducción al libro La religión del futuro (Kairós, 2018)