El Homo Sapiens ante la vida o la muerte

Leo en EL PAÍS: “Los hombres van a tener problemas para ser fértiles en apenas una década, de seguir este ritmo: la cantidad de espermatozoides por eyaculación no ha dejado de bajar desde hace casi un siglo. Su concentración también ha bajado a menos de la mitad que hace 50 años, acercándose al umbral de la infertilidad. Y el ritmo del descenso se ha acelerado en lo que va de siglo, doblándose. Son los datos alarmantes de un trabajo con estudios de 53 países. Los autores de la investigación no se han adentrado en las causas, pero señalan a determinados hábitos de vida y la exposición de contaminantes químicos ya desde el feto” (Miguel Ángel Criado, 15 de noviembre de 2022).

Hace un año, el paleontólogo, biólogo evolutivo y editor Henry Gee escribía: “El Homo Sapiens podría ser ya una especie muerta que camina”. Y anunciaba su colapso progresivo a partir del año 2100, e indica algunas de las muchas señales, como la falta de variación genética, el desplome de las tasas de natalidad, la contaminación y el estrés de la vida en las ciudades superpobladas.

El evangelio de Lucas pone en boca de Jesús estas palabras: “Cuando veis levantarse una nube sobre el poniente decís en seguida: ‘Va a llover’ y así es. Y cuando sentís soplar el viento del sur, decís; ‘Va a hacer calor”, y así sucede. Si sabéis discernir el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis discernir el tiempo presente?” (Lc 12,54-57).

En el horizonte de estos tiempos, y pocas horas después de la decisión –o indecisión– adoptada por casi 200 Estados en la COP27 de remediar los daños del cambio climático sin eliminar su causa, veo dibujarse gravísimos signos de interrogación: ¿Será que el Homo Sapiens quiere y no puede sobrevivir? ¿O será que no quiere ni puede? ¿Será que, por su propio bien y el bien de la Tierra, no le merece la pena sobrevivir a menos que se decida realmente a adoptar las medidas globales –a su alcance están– para querer y poder vivir de verdad, a saber: ser más humano y hermano, más bueno y feliz?

Aizarna, 20 de noviembre de 2022