Homenaje a Michel Oronos
Por Rose-Marie Barandiaran
Nuestro amigo Michel era un auténtico vasco, sólido, decidido, comprometido… ¡Incorruptible!
No caía bien a todo el mundo porque denunciaba mordazmente todo lo que se desviaba del camino recto del Evangelio. Bajo el esplendor y los encajes, el oro y el incienso, percibía a menudo una gangrena alarmante. Pero si la misa era en euskera, popular y cantada, redescubría las alegrías de su juventud, pues Michel sentía nostalgia de las grandes tradiciones festivas de su país, y José Miguel de Barandiarán debió de darle una calurosa bienvenida en la otra orilla, donde ambos han desembarcado después de una larga vida…
“Jesús, que mi alegría permanezca…”
Sacerdote, profesor, organista y escritor, Michel se negó a entrar en una jerarquía para la que los no valores de la extrema derecha* contaban más que la sencillez y la humanidad evangélica.
Los pequeños fueron engañados, incluso los dedicados a los “dos corazones”. Los integristas estaban tranquilos: la orden les garantizaba un futuro cómodo.
Siguiendo el ejemplo del Papa Francisco, la Iglesia de Michel, SU Iglesia (también la nuestra), es la de la acogida, la del encuentro, la de la humanidad plena y buena. Y la de la inteligencia: releeremos con interés los capítulos sobre “Parténia la Jolie” y “Peter-aux-liens” del libro de nuestro amigo, “Le Testament du chanoine S”, y centraremos nuestra atención en todos los teólogos incluidos en la lista negra del Vaticano.
Michel, ¿has vuelto a la casa del “Padre Todopoderoso” o al “Gran Todo de Todo”?
No lo sé… pero, por favor, ilumínanos mientras seguimos tus pasos…
Rose-Marie Barandiaran, Toulouse, 27-09-2023
* Ayer por la tarde, durante nuestra reunión “Parténia-Jacques Gaillot” para compartir el Evangelio y reflexionar sobre la Eucaristía, nos enteramos de que el joven sacerdote, nuevo párroco de la parroquia de Ste Germaine, ¡nos había echado de nuestras próximas reuniones! La razón: ¡Jacques Gaillot “no ha respetado la Doctrina Social de la Iglesia”! (Hélène y Jean informarán al arzobispo).
* * *
Por Peio Ospital
Por mi parte, diría que los dos puntos que me acercaron a Michel fueron :
– Por un lado, mi distanciamiento de la Iglesia como institución, de su enseñanza y de su organización, en nombre de la fidelidad a Jesucristo,
– y por otro, la defensa y promoción del euskera en la vida cotidiana.
Soy uno de esos cristianos que, como tantos otros hoy en el País Vasco y, más ampliamente, en Europa, sin dejar de estar unidos a la figura de Jesús, se han distanciado de la Iglesia, o la frecuentan quedándose en el umbral. ¿Por qué? Porque ya no podemos aceptar ni tolerar que el mensaje y la práctica liberadora de Jesús, que es un profundo humanismo, se haya transformado en un sistema religioso con sus propios dogmas, su moral, sus ritos y su jerarquía sacralizada. Debemos recordar que Jesús no instituyó una religión; inició una forma de vivir humanamente en todas sus dimensiones.
La gran lucha de Jesús fue defender y promover la eminente dignidad de toda persona y pedir a sus compatriotas, incluidos sus adversarios, que cambiaran de mentalidad y abrieran sus mentes y sus corazones. La obsesión de toda su vida fue el advenimiento del Reino de Dios, es decir, el advenimiento de un mundo más humano, más justo, más fraterno y más solidario. La frase que me parece que mejor resume la persona de Jesús es: “zenbat eta jainkotiarrago eta are gizatiarrago, zenbat eta gizatiarrago eta are jainkotiarrago (cuanto más humano más divino, y cuanto más divino más humano)”. Es en esta dualidad interactiva donde, para mí, se juega todo el misterio de la persona de Jesús.
Ahora bien, el profeta itinerante de Galilea se ha convertido en una augusta figura divina con una identidad fija, definida por dogmas promulgados e impuestos a partir de los siglos IV y V. Esto no era aceptable para Michel, como tampoco lo es para mí hoy.
Tampoco es aceptable la organización piramidal de una Iglesia dirigida por un clan de hombres célibes convencidos de que tienen un mandato del cielo para mantener su poder.
Estábamos de acuerdo en que la única salida hoy es un retorno al Evangelio.
Lo segundo que nos unía era nuestro amor al euskera, nuestra lengua materna, la lengua del corazón y de la oración para nosotros. Siempre nos hablábamos en euskera.
Mixel baigorriar peto-petoa zen, errotik euskalduna. Eta bere eginahalak egin ditu euskararen defentsa eta aitzinamendurako. Hor dago lekuko bere engaiamendua Euskal Konfederazioan, adibidez. (Michel era un baigorriar de pura cepa, un vasco auténtico. Se comprometió sin reservas en la defensa y promoción del euskera, por ejemplo en Euskal Konfederazioa).
Así que, en pocas palabras, eso es lo que era para mí como compañero de viaje.
Para terminar, me gustaría dejaros con las dos observaciones de Michel desde su cama en Annie Enia (Mikel estaba conmigo):
– el fracaso de la Iglesia es también nuestro fracaso…
– Euskal Herriko Eliza bestelakoa izan zitekeen… (La Iglesia en el País Vasco podría haber sido diferente…)
Y he aquí las palabras que le susurré al oído mientras le cogía la mano el viernes a las cinco de la tarde, apenas cinco horas antes de que exhalara su último suspiro: “Mixel, amestu duzun Eliza, elgarrekin amestu dugun Eliza, jada bidean da. Ez da oraino kanporat ageri, baina jada gure artean da. Eta erein duzun hazia, elgarrekin erein dugun hazia, hasia da jada loratzen… (Michel, la Iglesia que soñaste, que soñamos juntos, ya está en camino. Todavía no aparece en medio de la calle, pero ya está presente entre nosotros. Lo que has sembrado, lo que hemos sembrado juntos, ya está germinando…).
Peio Ospital, Guermiette, 27-09-2023