La revolución política de Jesús se basa en una revolución o inversión de valores. En sus parábolas y sobre todo en las bienaventuranzas, Jesús atribuye a los pequeños, los valores que se suelen atribuir a los grandes. Cuando afirma que son bienaventurados los pobres, no está haciendo exaltación de la pobreza, sino que son bienaventurados porque van a dejar de ser pobres. El Reino de Dios se está llevando a cabo, sin que sepamos cómo, al igual que crece la semilla.