La huida de la sombra

Había un hombre que le molestaba ver su propia sombra y le disgustaban tanto sus propios pasos que tomó la determinación de librarse de ambos.

El método que se le ocurrió fue huir de ellos. Así que se levantó y echó y echó a correr. Pero cada vez que ponía el pie en el suelo, había otro paso, mientras que su sombra lo seguía sin la menor dificultad.

Atribuyó su fracaso a que no estaba corriendo con suficiente rapidez. Así que corrió cada vez más y más rápido hasta que cayó muerto.

No se dio cuenta de que, si simplemente se hubiera puesto a la sombra, su sombra se habría desvanecido, y si se hubiera sentado y quedado quieto, no habría habido más huellas de pasos”.

(Zhuangzi, filósofo taoísta chino, s. IV aec [antes de la era común])