En memoria de Jacques Gaillot, obispo de los excluidos

Ayer, 12 de abril, a los 88 años, falleció Monseñor Gaillot, obispo de Évreux (Francia) de 1982 a 1995, hombre pacífico y enérgico, apasionado de la justicia para todos los excluidos, profeta de la Buena Noticia de Jesús, de un mundo fraterno, de una Iglesia humana.

Apoyó la objeción de conciencia contra el servicio militar, denunció el apartheid, la venta de armas y toda forma de colonialismo; impulsó acciones pacifistas y antimilitares; abogó por la Enseñanza Laica; defendió al pueblo palestino, saharaui, curdo…; defendió la causa de los refugiados, inmigrantes, divorciados, homosexuales y los marginados por cualquier motivo. Por todo ello, muchos católicos conservadores le calificaron como el peor enemigo de la Iglesia.

Y pagó su precio sin perder la paz ni la energía. El Cardenal Gantin, Decano del Colegio Cardenalicio y Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos bajo Juan Pablo II, le citó en Roma para el 13 de enero de 1995, y le dijo: “Mañana al mediodía ya no será obispo de Évreux. Si Ud. firma, será obispo emérito de Évreux. Si no firma, será obispo transferido. Tiene unas horas para pensarlo”.

Jacques Gaillot no firmó, y fue nombrado “obispo de Partenia”, una diócesis desaparecida bajo las arenas de Mauritania hace más de 1000 años, convertida por el obispo destituido en abierta, universal, sin frontera de ningún tipo.

En las líneas que siguen recojo unas palabras suyas de una entrevista realizada y publicada en 2016 por la Conférence Catholique des Baptisé-e-s Francophones:

“Una sociedad humana se juzga según su manera de tratar a los más frágiles, los que se encuentran en paro, sin casa, sin papeles, en la calle… Una sociedad que se muestre incapaz de respetar a los más débiles no podrá conocer la paz”.

“Al abandonar Évreux, en mi último sermón en la catedral, dije a la multitud: ‘Todo cristiano, toda comunidad, toda Iglesia que no tome, en primer lugar y ante todo, los caminos de las personas humanas, no tiene ninguna opción de ser escuchada como portadora de una Buena Noticia. Todo cristiano, toda comunidad, toda Iglesia que no se vuelva en primer lugar y ante todo fraternal con todo ser humano, no podrá encontrar el camino de su corazón, el lugar secreto donde puede ser acogida esta Buena Noticia’ ”.

– ¿Cuál es la frase del Evangelio que más le habla?
– “Permaneced en mi amor. Jesús me habita. Está ahí, vaya donde vaya, haga yo lo que haga. Le hablo como se habla a un amigo. Me siento en las manos del Padre y, como dice el salmista: Aunque camine por cañada de tinieblas, ningún mal temeré”.

DESCANSA Y VIVE, Jacques, hermano y maestro.