“Dios”: la asombrosa creatividad del universo

Dios es el símbolo más poderoso que hemos creado. ¿Debemos utilizar la palabra Dios? Depende de nuestra elección. La mía es un sí cauteloso. Quiero que Dios signifique la vasta e incesante creatividad del único universo que conocemos, el nuestro. ¿Qué ganamos con el uso de la palabra Dios? Sospecho que mucho, porque la palabra conlleva asombro y reverencia. Si somos capaces de transferir ese asombro y reverencia, no al trascendente Dios abrahámico de mi tribu israelita de antaño sino a la impresionante realidad que tenemos enfrente, daremos paso a una espiritualidad renovada, y al asombro, la reverencia y la responsabilidad por todo lo que vive, por el planeta.

¿Sabemos que esa transformación de la sensibilidad humana se producirá? Por supuesto que no. Pero el sentido de la justicia maduró en la tradición abrahámica de “Diez ojos por ojo”, a “ojo por ojo”, a amar a tu enemigo como a ti mismo. Entonces, ¿puede una conciencia elevada provocar una ética global? Yo creo que sí. Creo –espero que correctamente– que lo que he esbozado arriba es cierto, apunta a una nueva visión de nuestra realidad co-creadora, que invita precisamente a mejorar nuestro sentido de espiritualidad, reverencia, asombro y responsabilidad, y que puede constituir la base de una estructura mítica transnacional para una civilización global emergente.

Stuart Alan Kauffman (1939-), prestigioso biólogo estadounidense, ateo, en su artículo “Beyond reductionism: reinventing the Sacred”, 2007