Soy palestino, y tengo un sueño

Soy la dignidad de un pueblo colonizado, oprimido, robado, asesinado en silencio, y tengo un sueño.
Soy la tierra robada, desgarrada y vampirizada, y tengo un sueño.
Soy la voz de la resistencia y la clarividencia, y tengo un sueño.
Soy la memoria y las palabras vivas de Palestina, y tengo un sueño.
Soy los derechos inalienables de un pueblo ocupado, y tengo un sueño.
Soy un pueblo digno y erguido, y tengo un sueño.
Soy el amor a la tierra y la lucha por la supervivencia, y tengo un sueño.
Soy el poder de las palabras que supera la imposibilidad de la acción, y tengo un sueño.
Soy un palestino que sabe enfrentarse a su destino, y tengo un sueño.
Soy un palestino que odia el odio y tengo un sueño.
Soy el dolor soportado en la constancia de la esperanza, y tengo un sueño.
Soy la perseverancia de un pueblo,
un pueblo que vive una perennidad insoportable, y tengo un sueño.
Soy la tenacidad de un pueblo faro,
un pueblo al que el mundo libre da la espalda, y yo tengo un sueño.
Soy la nobleza de una causa de justicia y tengo un sueño.
Soy el ciudadano que ha soportado una larga y oscura historia, y tengo un sueño.
Soy la justicia que no puede suprimirse indefinidamente, y tengo un sueño.
Soy la humanidad preservada en la adversidad y el combate, y tengo un sueño.

Mi sueño es asesinado cada día, sin decencia.
Mi sueño sufre para conseguir un derecho, sólo un derecho.
Mi sueño es imposible de romper, imposible de silenciar,
porque es el noble sueño de un inocente niño palestino.
Mi sueño pacifista siembra corazones.
Mi sueño perdura como nuestra rama de olivo, símbolo de paz.
que el ocupante quiere arrancar, asfixiar y destruir.
Mi sueño mantiene viva la llama de la vida y no oculta sus esperanzas.

(Ziad Medoukh, Gaza 2014)