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DE VUESTRO HERMANO FRANCISCO

A todas las mujeres y hombres del mundo, mis hermanos: Paz y bien. Era un luminoso atardecer de otoño, el 3 de octubre de 1226, en la Porciúncula, al pie de mi querido Asís. Me dolían terriblemente los ojos, hasta el punto de no poder soportar la luz ni consolarme con los colores del cielo […]