Te recordamos, José Ellacuría

Hace un año pasó José Ellacuría de esta vida (1928-2020) a la Vida sin forma.

Celebro este día uniéndome a quienes más lo siguen queriendo y trayéndolo al recuerdo, la memoria, la Vida.

Esta mañana, a primera hora, he recibido este mail de la persona que más cerca estuvo de él: “Juntos fuimos descubriendo nuevos caminos para vivir nuestra fe de una manera más profunda, más adulta, más auténtica y más plural, enriquecida por la espiritualidad de Oriente y de Occidente, con cuya fusión soñaba”. ¡Gracias, I.!

José vivió y trabajó en China Taiwán desde 1956 hasta su expulsión en 1988. En el año 1971, abrió en Taipei una oficina de relaciones laborales presidida por un cartel-lema en caracteres chinos: Justicia con Benevolencia.

Le gustaban aquellas palabras que Nando pone en la pluma de los Reyes Magos escribiendo: Queridos niños y niñas, traernos algo de lo vuestro. Con esas palabras se dirigió a la UCA (Universidad Centroamericana de San Salvador en 2019, con ocasión del 50 aniversario del asesinato de su hermano Ignacio: UCA–San Salvador, traednos algo de lo vuestro.

Su profunda espiritualidad política la resumía en una frase que no cesaba de repetir y de encarnar: No somos uno, tampoco somos dos. Somos no-dos.

Se reconocía especialmente en este Haiku: Mi tejado y mi casa han ardido, ya nada me oculta la luna que brilla.

A ti la paz profunda de la ola que corre.
A ti la paz profunda del aire que fluye.
A ti la paz profunda de la tierra tranquila.
A ti la paz profunda de las estrellas que brillan.
A ti la paz profunda de la dulce noche.
La luna y las estrellas vierten su luz sanadora sobre ti.
A ti la paz profunda.

(Puedes escucharlo en una bellísima presentación: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=oEmvQqg_EpQ)