Necesitamos a Jesús

Querid@s amig@s:

En estos días pasados se fueron de Arantzazu las últimas golondrinas. Las primeras en venir han sido las últimas en irse: las golondrinas roqueras. Siempre es así. Y así les enseña el mismo misterio que enseña al nardo a florecer cuando las golondrinas se van. El mismo misterio los cuida, nos cuida.

Hoy quiero hablaros de la presentación de un libro. Pero quiero primero comentar un hecho muy profético del que no sé si los telediarios han hablado (tienen bastante con cosas de banderas, patrias, insultos y otras fatuidades). Estos últimos días ha nacido en Caracas el llamado Banco del Sur, apoyado por los países de América del Sur (salvo Colombia, y también Chile, todavía dubitativa). Me parece un acontecimiento extraordinario. Una enorme esperanza para que América del Sur no dependa de los préstamos y de las condiciones y de los intereses de América del Norte, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en cuyos fondos se ahogan tantas vidas. ¿Y por qué no soñar más? Que todos los países del Sur recobren el pan, la palabra y la dignidad… La iniciativa ha sido de Hugo Chávez, y hay que celebrarlo, hay que felicitarlo. A uno le puede gustar más o menos que Chávez sea tan dicharachero, que cierre cadenas de televisión en su país, que diga que Cuba y Venezuela tienen el mismo Gobierno y cosas así. Hay que ser prudentes como serpientes, sin duda, porque es demasiado importante lo que está en juego. Pero hay que soñar, hay que arriesgar, hay que ser valiente. ¿No hizo eso Jesús?

Pues vayamos a Jesús. El martes pasado participé en la presentación del esperado libro de José Antonio Pagola sobre Jesús: Jesús. Aproximación histórica (PPC). Lleva pocos días en las librerías, y ya va por la segunda edición. Un libro con mucha ciencia y con más vida, y con un estilo literario a la altura del amor a Jesús y a sus sueños.

En la presentación, José Antonio dijo que ha dedicado 7 años a escribir este libro, y ha necesitado para ello adquirir 600 libros sobre Jesús escritos desde el año 80… (cuando yo compro libros, digo al librero o a la librera: “Te pago el doble si me vendes tiempo para leer todo esto”. “Comprar tiempo”, ¡qué barbaridad! ¿Qué dirán los nardos de la terraza?). Pero este libro y los otros 600 libros caben en 5 sencillas afirmaciones en las que Pagola se resumió:

1) Jesús no habló de Dios sin en relación con la vida; es el Dios de la vida.

2) A Dios no le importa la religión, sino la persona; no el sábado, sino la curación.

3) Dios es compasión, compasión, compasión.

4) Jesús creó un movimiento de personas (sus discípul@s) sin dominación (de varones sobre las mujeres).

5) A Jesús no le importaba el pecado, sino el sufrimiento.

¿Hacen falta 600 libros para llegar a esto? No hace falta ninguno, pero 600 no bastan.

Andrés Torres Queiruga (que intervino también) señaló que constantemente hacemos afirmaciones sobre Jesús que no resisten la más mínima crítica, e insistió en que no podemos creer en Jesús sin tener en cuenta la investigación histórico-crítica. Sin embargo, lo que importa es la fe, lo que importa es la vida.

Yo me centré en la cultura actual, más en concreto, en el pequeño mundo de la literatura vasca de hoy en euskara. Me pregunté: En una cultura tan indiferente a la religión como la nuestra, ¿hay lugar para un libro como éste? ¿Interesa a los escritores vascos actuales este libro sobre Jesús de Nazaret, o el Jesús de este libro? Y dije: A primera vista, interesa muy poco, pero creo que en el fondo sí interesa, y mucho; interesa todo.

Y aduje varios testimonios. Recojo aquí tres como muestra. En primer lugar, Itxaro Borda, una escritora joven que yo considero extraordinaria. Es atea, pero (no sé si no está de sobra el “pero”) escribe: “Mi dios, si existe, existe en cada uno, sería un poco animista: se encuentra en todo, en la hoja leve sacudida por el viento, en la dura cuesta que sube al Larrún, en la nieve que cubre Arantzazu, en un rostro que sufre, en el corazón de una mujer amada por otra mujer, en medio de una noche lluviosa, en alguien perdido que no se atreve a preguntar por el camino, en la desesperación inmensa, en la mirada de alguien al borde del muro a punto de caer, en el pico del mochuelo que oímos aullar, en las alas blancas y negras de las cigüenas que se ven en Larrain. Mi dios lleva el nombre de la vida real. Puede ser la bondad y la belleza. La proximidad tierna para con el otro, aunque sea desconocido. Quizás también el que habla en el Sermón de la Montaña de Mateo“.

Y Xabier Lete, que después de muchos años de alejamiento, redescubrió a Dios, el Dios de Jesús: “Creo que debiéramos leer de nuevo la Enseñanza o el Sermón de la Montaña, para hacernos conscientes de la misericordia respetuosa. Jesús fue misericordioso”. “Creo en el Dios de Jesús de Nazaret, y le pongo por nombre ‘amor’ (…). El ser humano, digan lo que digan los pensadores optimistas y los estetas egocéntricos, es un ser limitado, herido y doliente; vive alienado de los lados más nobles de su naturaleza. Y Dios, justamente, nos reafirma en la esperanza de una humanidad verdadera; cuando caemos, nos ayuda a levantarnos; en el sufrimiento y en la soledad nos ofrece el consuelo de su amor. Los que estamos ante Dios, nunca estamos condenados. Siempre hay una segunda o tercera oportunidad. Creo en ese Dios misericordioso”.

Y Jon Sarasúa que es un bertsolari fuera de lo común, un pensador libre, un militante de muchas causas perdidas pero nobles: “El mensaje de liberación del Nazareno ha solido tocar algo en mí. La imagen de Dios que sus palabras aunque (des)figuradas a lo largo de siglos han ayudado a formarse en mí ha sido para mí un horizonte para la libertad. De alguna forma, una referencia difusa para romper fronteras, un horizonte para la liberación. Algunas veces me ha dado osadía para saltar. No ha sido un factor de miedo que me haya impedido dar unos saltos que me asustaban, sino al contrario, ha sido para mí una fuente de osadía para dar esos saltos”. “Los que tenemos como patrimonio la Tradición iluminada por el camino del Nazareno, en medio de la oscuridad de los huérfanos sedientos, tenemos un acontecimiento. El hermano [se refiere a Jesús], antes de desaparecer, nos ha dicho que la madre existe y su ser es amor”.

Y concluí diciendo: “Los cristianos no lamentamos el presente, no añoramos el pasado. Buscamos un futuro de hermandad y de sororidad feliz a nuestra vida, a todo cuanto vive. Y creemos que Jesús sigue siendo profundamente consolador y transformador, y con este libro en la mano, podemos decir al igual que Pablo: “No me avergüenzo del evangelio”, de este evangelio, de este Jesús, de este Dios. Yo no me avergüenzo de presentar este libro y este Jesús a los escritores y escritoras euskaldunes de hoy, sean creyentes, agnósticos, ateos o no sepan lo que son, que es lo más probable, y es lo de menos. Gracias, José Antonio, por tu maestría en hacernos cercano, presente, vivo, a Jesús, un Jesús que, como dice U. Eco, “no dejará de turbar y hacer mejor el corazón del hombre” .

Que Jesús os bendiga. ¡Paz y bien a tod@s!

(Publicado el 18 de octubre de 2007)